viernes, marzo 14, 2008

El canto del cisne

Ya no soy la que antes era, los años transcurridos han hecho sus estragos y terminado con aquella despreocupada inocencia. Hoy que mis movimientos han dejdo de ser desmañados, que he conseguido un ferreo control de mi cuerpo, que mis energías ya no tan fácilmente se desbocan; hoy que mi mirada es un dardo envenenado, una mirilla que calibra lo que me rodea; hoy que la sabiduría me ha alcanzado, ¿o acaso soy yo quien la ha alcanzado a ella? Hoy, que por fin soy el predador perfecto, en el cenit de mi evolución, en el punto álgido de mi gloria. Hoy al estúpido género humano, esas ingeniosas presas, le ha dado por terminar con todos sus problemas para siempre y destruir el planeta, condenandonos de paso a todos los demás seres que pudimos haber brillado tras su desaparición en algunas eras.

La memoria del deseo.

Han pasado mil horas desde nuestro último encuentro y, pese a ello, las sensaciones tan intensamente vividas no se han borrado. Aún puedo sentir tu cálido aliento en mi nuca, tu respiración anhelante; tus fuertes manos rodeando mi cintura, recorriendo mi silueta con urgencia, con la avidez del deseo. Y no dejo de preguntarme ¿qué habría sido de mí de no haber tenido tan a mano ese cuchillo?

lunes, marzo 10, 2008

Perspectivas.

Una vez más acudo a tu puerta a mostrarte como me desangro gota a gota de amor por tí, por unir mi vida con la tuya y procrear una larga estirpe. Y una vez más, como tantas otras, me mandas directamente al diablo aseverando que jamás, ni en tus más agónicos sueños de opio, concebirías la idea de emparentar con un podrido linaje de hemofílicos como es el mío.